Con la llegada de la Carretera Panamericana en los años 70 y la mayor inclusión de Pasto en la economía colombiana, el Carnaval se renueva con la presencia de nuevas tendencias en el manejo de los materiales, nuevos ritmos musicales y una creciente corriente cultural que propugnaba por el redescubrimiento de las raíces Quillacingas y su vinculación activa en el Desfile Magno o día de los Blancos. Es en esa época que las carrozas se llenan de motivos que exponen diversas reivindicaciones sociales de los pueblos americanos, también en esos años se realizaron las primeras filmaciones a color del desfile del 6 de enero, nuevamente a cargo del maestro Luis Quenguan.
Es en esta década que las poblaciones cercanas a Pasto, comienzan a montar sus propios Carnavales, algunos efímeros como el de Verdes en la ciudad de Ipiales (ahora Carnaval de la Frontera) y otros más duraderos como el de Rojos en la ciudad de Buesaco. La nota predominante es que en toda la región suroccidental de Colombia, se generalizaron festividades que coincidían con las celebraciones de fin de año y que tomaban prestados elementos autóctonos del popular Carnaval de Pasto.
